Las Tecnologías de la Comunicación y la Información han revolucionado nuestras vidas. Nuevas formas de comunicación digitales mediante nuevas herramientas y dispositivos que hacen posible la interacción inmediata de las personas entre ellas y su entorno. Nuevas posibilidades que avanzan a un ritmo vertiginoso para, en principio, mejorar la vida de las personas. Una realidad digital que se ha incor- porado a nuestro día a día, cualquiera que sea nuestra edad, con sus pros y contras. Y es que en ellas también han encontrado herramientas idóneas quienes buscan molestar, dañar o delinquir y sí, también quienes ejercen la violencia de género. Es la ciberviolencia de género.
Así, amparados por el anonimato, la accesibilidad, inmediatez, viralidad y sobreexpo- sición de la Red, quienes ejercen la violencia hacia las mujeres han encontrado en el medio digital un ámbito más que propicio para ejercer el control, el dominio, abuso y maltrato. Un ámbito en el que las estructuras patriarcales y el machismo perviven aferrados al derecho a una libertad de expresión que no es sino puro libertinaje.
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