HIzo historia en 1966 al convertirse en la primera mujer negra en la portada de la edición inglesa de Vogue. Poco tiempo después de ponerse el número a la venta, las oficinas de Hearst comenzaron a recibir llamadas de queja de los lectores. Unos pedían la suspensión de sus suscripciones; otros mostraban su descontento con la publicación y aseguraban que no volverían a comprarla más. No fueron pocos los anunciantes que amenazaron con retirar su publicidad de la revista y varios puntos de venta devolvieron todos los ejemplares.
Rodó para Preminger y Fellini
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