Te presento a Elizabeth Coleman, en una fotografía del año 1921, esta mujer de hermosa sonrisa se convirtió en la primer piloto afroamericana/nativa Americana de la historia, (tiene ambas ascendencias)
Nacida en Atlanta, Texas, el 26 de enero de 1892, En 1915, cuando tenía veintitrés años, Coleman se mudó con sus hermanos a Chicago, Illinois, donde trabajó en la peluquería White Sox como manicura. Allí, pasaba el tiempo escuchando a los pilotos que habían vuelto de la Primera Guerra Mundial, quienes relataban sus aventuras por el mundo durante la guerra. Pero las escuelas de vuelo norteamericanas no admitían mujeres ni afroamericanos. Sin embargo, Robert S. Abbott, fundador y editor del Chicago Defender, la retó a intentarlo en el extranjero. Coleman recibió ayuda de su viejo amigo Jesse Binga, que hizo hincapié en su personalidad extravagante y en su belleza para promover su causa. Coleman tomó clases de francés en la Escuela Berlitz en Chicago y después viajó a Francia en noviembre de 1920, donde obtuvo su Licencia de Piloto Internacional, siendo también en esto, la primera persona de ascendencia afroestadounidense y nativa americana que obtuvo que obtuvo licencia internacional.
La chica que fue Inspirada en los pilotos de la Primera Guerra Mundial, más tarde voló en espectáculos aéreos y fue apodada "Reina Bess". (la era de los vuelos comerciales no llegaría hasta por lo menos diez años después)
Esto lo hizo debido a que Después de regresar a Chicago, descubrió que nadie estaba dispuesto a enseñarle más cosas, por lo que en febrero de 1922 partió nuevamente hacia Europa. Pasó los dos meses siguientes en Francia, donde tomó cursos avanzados de aviación; después visitó los Países Bajos para encontrarse con Anthony Fokker, uno de los diseñadores de aeronaves más distinguidos del mundo. También viajó a Alemania, donde visitó la Corporación Fokker y recibió entrenamiento adicional por parte de uno de los principales pilotos de la compañía. Regresó a los Estados Unidos con la confianza y el entusiasmo que necesitaba para lanzar su carrera en el vuelo de exhibición.
Los aviones que solía volar eran los biplanos Curtiss JN-4 "Jenny" y otras aeronaves de guerra, que habían quedado de la Primera Guerra Mundial, Coleman fue presentada como "la aviadora más grande del mundo". Era admirada tanto por los afroamericanos como por los blancos y tenían un por que, realizaba maniobras temerarias, incluyendo figuras, vueltas y vuelos a ras del suelo ante un público entusiasta y numeroso en el Aeródromo Checkerboard.
Coleman afirmó: “El aire es el único lugar libre de prejuicios, sabía que no teníamos aviadores mujeres, y sabía que las mujeres necesitaban estar representadas en los lugares más importantes, así que pensé que era mi deber arriesgar mi vida para aprender aviación”.
Y así fue el 30 de abril de 1926, Coleman murió en un accidente aéreo en Jacksonville, Florida. Murió haciendo lo que más amaba. Coleman no viviría lo suficiente para cumplir su sueño más grande, que era establecer una escuela para aviadores jóvenes y afroamericanos, pero sus logros como pionera inspiraron a una generación de hombres y mujeres afroamericanos. Según el Teniente William J. Powell, en su libro de 1934 Black Wings, "Gracias a Bessie Coleman hemos invadido lo que era peor que las barreras raciales.
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